Hoy él pide la palabra

Sorprendente es, enterarme que en febrero de 1941, un brillante joven intelectual como Giaime Pintor publicara éste ensayo sobre la robotización del soldado alemán; recordar que en Europa nunca se convirtió en un territorio de libertad mientras estuvo dominada por la negra sombra nazi. Una critica lucida de tintes valerosos a las dictaduras europeas. En 1943 unos pocos meses antes de morir en el ejército ingles en Nápoles escribió este ensayo que no pudo publicar:


Alemania poco a poco ha ido presentadose a la reflexión como la antitesis natural de este mundo y, en un significado mas extendido, su espejo en Europa. Ningún pueblo es mas cercano al americano por la juventud de la sangre y el candor de los deseos y ningún pueblo celebra con palabras tan distintas las propia leyenda. Las vías de la corrupción y las de la pureza también aquí son temiblemente cercanas, pero una locura continua arrastra a los alemanes lejos de su camino, los oprime en aventuras deshumanas y difíciles.
Por una parte y por otra se están consagrando fuerzas capaces de corregir el curso de nuestra experiencia, de arrojarnos en un rincón como cachivaches inútiles o salvarnos acercándonos a una orilla cualquiera. Pero América vencerá esta guerra porque su empuje inicial obedece a fuerzas mas verdaderas, porque cree fácil y justo lo que se propone. Keep smiling, “sigue sonriendo”: este eslogan de paz llegaba de América con todo un sequito de músicas edificantes, cuando Europa era un escaparate vació y la austeridad de las costumbres impuestas a los países totalitarios descubría solo el rostro desesperado y amargo de la reacción fascista. La extremada sencillez del optimismo americano podía indignar entonces a los que estaban convencidos del deber de llevar el luto en señal de humanidad, a los que anteponían el orgullo por los propios muertos a la salud de los propios vivos. Pero el gran orgullo de América por sus hijos de hoy será la conciencia de que han corrido por el camino más empinado de su historia, que han evitado el peligro y las asechanzas de un desarrollo casi sin paradas. El enriquecimiento y la corrupción burocrática, los gangsters y las crisis, todo se ha convertido en naturaleza de un cuerpo que crece. Y ésta es la única historia de América: un pueblo que crece que cubre con su entusiasmo continuo los errores ya cometidos y rescata con la buena voluntad los peligros futuros. Las fuerzas mas hostiles podrían encontrarse en el suelo americano, las enfermedades y la miseria; pero la medida de estos riesgos y miedos era siempre una positividad, repetida cada vez la exaltación del hombre.
Gravita sobre la civilización americana la estupidez de una frase: civilización materialista. Civilización de productores: éste es el orgullo de una raza que no ha sacrificado las propias fuerzas a irrealizables aspiraciones ideológicas y no ha caído en la fácil trampa de los “valores espirituales”; sino que ha hecho de la técnica la propia vida, ha sentido nacer nuevos afectos de la practica cotidiana del trabajo colectivo y surgir nuevas leyendas de los horizontes conquistados. Piensen lo que piensen los críticos románticos, una experiencia tan profundamente revolucionaria no se ha quedado sin palabras, y mientras en Europa de la posguerra se retoman los temas de una cultura decadente o se adoptan formulas, como la surrealista, necesariamente desprovistas de futuro, América se expresaba con una nueva narrativa y con un nuevo lenguaje, inventaba el cinematógrafo.
Muchos viven lo que es el cine americano con esa ambivalencia de simpatía y fastidio que ha sido descrita como uno de nuestros irreductibles complejos de europeos, pero quizá nadie lo ha puesto en evidencia con el necesario vigor. Ahora que una abstinencia obligatoria nos ha curado de los excesos de la publicidad y del fastidio de la costumbre, quizá se pueda recapitular el significado de ese episodio educativo y re4conocer en el cine americano el mensaje más grande que ha recibido nuestra generación.


YO soy ajeno a la política por que en el fondo me siento como un silencioso anarquista. Aunque en alguna parte un amigo, me dijo que en el fondo todos tendemos a una unica posicion por elejir, lastimosamente yo le crei en ese momento y esa sentencia a veces me persije, tambien puede ser tormentosa, luego que si es blanco no es negro. no hay matices intermedios, ni escalas de grises. sal o dulce. Solo por eso acaso me gusta tambien creer que los colores, son paisajes del tiempo y debemos mezclarlos, alguna ves para sacer un el mejor cuadro como una foto polaroid, que se imprime instantaneamente, aunque lleve un poco de tiempo, pero para un momento lucido.

Lo interesante de este articulo, no es si Pintor es una persona de ultraderecha o de ultraizquierda, que eso ya es politica; lo interesante es el trasncurso a lo largo de sus paginas que es como el tiempo queda imprimido en la historia, pues ella misma brinca del papel y paso a ser verdadera. Es algo maravilloso. hoy acaso tambien,
imagino que en alguna parte existe alguien más formulando otra cromatica sentencia. Con su silencio, en puños y letra, y con la ilusion de lo efimero.

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