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El sentenciado


Un libro para uno, un libro para dos
Memorias de razón pura
Que en tardes de noche y locura
Compusimos al herido corazón


Noches sin tu piel deslucida; brío
Y estrella de la taciturna
Primavera del mar; urna
bajo la moribunda esperma del rio.

contra mi cuerpo el peso de la tibia arena
Que respiramos en tardes
Juntas en runas pasajeras.


Contra mis labios el libro de piedra
Que dejo tu fuego azul
en caricias de condena.

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Comentarios

Theodoro dijo…
Felicitaciones, ric. Hermoso poema. Los tres versos finales son un hallazgo poético.

Saludos!!
Anónimo dijo…
Querido Theo,
Significan muchas alegrias compartir de momento este poema con ud, si bien un poco recien salido del horno... pero no vacile mucho al postear, cuando crei que lo que escribia era tambien lo que sentia, quiza si exista ese hallasgo poetico, quiza se encuentre en una especie de simbolo y ese simbolo pueda transformarse en una pequeña felicidad...

pero creo entonces que estoy hablando un poco sin sentido, me da alegria solo saludarlo!!



un abrazo!

rk

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